Velilla de Cinca

Historia

La primera noticia documentada que tenemos sobre Velilla es del año 1101. Pedro I de Aragón ha conquistado Barbastro y los moros le entregan el castillo de Velilla. Tras la reconquista, en octubre de 1149, empieza una época de repoblación.

Pero es sin duda durante la época romana cuando Velilla vive sus días de mayor esplendor. Su nombre proviene de la voz latina villa, mansión romana de recreo o casa principal del señor de un latifundio. Es posible que en su entorno a esta villa fueran construyendo sus viviendas los moradores de los altozanos vecinos y de cuya existencia tenemos noticias por los restos arqueológicos hallados.

Velilla fue villa de realengo, es decir de protección real. A lo largo de su historia ha pertenecido a varios señores y al monasterio de trinitarias de Aviganya, cuyo señorío concluyó en 1846.

PATRIMONIO HISTÓRICO/ARTÍSTICO

Sin duda uno de los más importantes de dichos hallazgos arqueológicos, son los restos del mausoleo romano que se construyó en el siglo I en Daimús, único de la provincia y el más antiguo de Aragón. Del mismo modo subsisten el pódium, el muro norte y parte del muro este. Sobre estos restos se edificó en época medieval la Ermita de San Valero, de conceptos románico-góticos, reformándose en 1699. Esta ermita románica, realizada en piedra sillar, esta construida directamente sobre los citados restos del mausoleo romano, lo que le otorga una importancia añadida, tratándose además del único del que nos ha llegado algo en la provincia de Huesca.

La fecha de su edificación se remontaría al siglo I de nuestra era, considerándolo como el más antiguo de Aragón. Del mismo, subsisten el pódium, el muro norte, y parte del muro este. En la prolongación del muro norte se encuentran, al nivel del suelo, dos fragmentos de arquitrabe con la decoración de listeles, pertenecientes al edificio original. En los años 80 del siglo XX, con ocasión del cubrimiento de la acequia que lleva agua a Velilla de Cinca, se hallaron un par de tambores de columna y dos capiteles muy desfigurados y que seguramente pertenecieron también al monumento romano. Igualmente se encontraron una vasija y un molino romano.

Ermita de San Valero (Retablo)

Muy importante era el retablo gótico existente en la Ermita de San Valero y que desapareció en 1936. Fue pintado por Pedro García de Benabarre en 1480. Constaba de tres calles: la central, dedicada a San Valero, representado como un hombre mayor, con grandes barbas y la tez arrugada. Aparecía revisto con las capas episcopales, con un libro en la mano izquierda y la derecha en actitud de bendecir. Estaba acompañado por los diáconos aragoneses Vicente y Lorenzo, cada uno de ellos con los atributos de su martirio. Adornaban las calles laterales escenas de la vida del santo.

Iglesia Parroquial

La Iglesia parroquial, dedicada a San Lorenzo, se halla situada en el centro de la población, en la plaza del mismo nombre. Es de estilo románico, aunque el campanario, de ladrillo en su parte más alta tiene características del arte mudéjar.

En el S. XVIII siguiendo la moda de la época, se le puso una portada barroca.

Los Castellassos

En una de las zonas más altas del término municipal, se halla el enclave de Los Castellassos, fortificación ibérica reutilizada en el medievo.