Candasnos

Historia

Candasnos es una villa de la provincia de Huesca situada en la Depresión del Ebro. Ubicado en una paramera donde permanecen los restos de las antiguas balsas, el paisaje de secano predomina en el horizonte. Debido a su entorno seco, son numerosos los restos de balsas antiguas para el almacenamiento de agua.

Las primeras huellas de civilización de Candasnos datan del 900 a.C. (Bronce Final y Primera Edad del Hierro) y se encuentran en los yacimientos de Valdeladrones, Tozal de los Regallos (perteneciente a la cultura de los Campos de Urnas) y Cabeza la Vieja. Las piezas halladas se exhiben en el Museo Provincial de Huesca y en el Arqueológico Nacional de Madrid.

 

Con la llegada de los romanos, el territorio candasnino y sus zonas adyascentes se conviertieron en lugar de paso frecuente para las tropas y comerciantes, dada su peculiar situación de encrucijada entre las vías que comunicaban Tarraco, Ilerda (Lleida), Celsa (Velilla de Cinca) y Caesar Augusta (Zaragoza).

 

De esta época nos han quedado la calzada romana, noticias de miliarios, el "Conventaz" y otros restos. Los árabes aprovecharían estas vías de comunicación en sus correrías por el valle del Ebro.

 

El actual Candasnos estuvo secularmente vinculado al Real Monasterio de Sijena desde su fundación hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. Su iglesia parroquial pertenece al estilo gótico y estuvo bajo las órdenes del monasterio de Sijena.

 

En la Edad Moderna conoció el desarrollo y la expansión propias del siglo XVI, así como las agitaciones de bandoleros y las crisis de subsistencias habituales en el siglo XVII.

 

El siglo XVII se inicia con las peripecias bélicas de la guerra de Sucesión. Los dos últimos siglos han jalonado la vida candasnina de períodos de agitación y de desarrollo, como el de finales de los sesenta o el de esta última etapa de ayuntamiento democrático.

 

La llegada de las aguas del Canal Monegros, anhelada desde 1915, supuso una importante transformación para la comunidad local.